El agua es un recurso esencial y limitado que encara desafíos crecientes debido al cambio climático, el desarrollo urbano y la gestión sostenible. En España nos enfrentamos además a un problema que incrementa este reto: la antigüedad de sus infraestructuras. Un cuarto de nuestras tuberías supera los 40 años y no se han repuesto desde que se instalaron. Es decir, solo un 17% de la red ha sido renovada y tiene menos de 10 años, y un 26%, menos de 40, según un estudio de la AEAS.
Estas cifras se traducen en pérdidas de agua por fugas, roturas o averías, que alcanzan los 38 litros diarios por habitante. En algunas regiones de nuestro país, el número de pérdidas alcanza el 24%, es el caso de Ceuta, Melilla y Canarias, seguidas de Extremadura, La Rioja, Castilla-La Mancha, Aragón y Cantabria, con un 21%, lo que representa no solo un desperdicio del recurso, sino también un aumento innecesario en los costes operativos.
Para poner estos datos en perspectiva y otorgarles la magnitud que tienen, según el INE, en 2022 se perdieron 695.185.000.000 litros de agua, es decir, si tenemos en cuenta que el consumo medio diario en España por habitante es de 133 litros de agua, las pérdidas equivalen a lo que consumiría casi un tercio de los españoles en un año.
Detectar fugas en tuberías subterráneas, prever fallos en infraestructuras antiguas y gestionar la distribución de manera eficiente son retos que requieren innovación y tecnología. Además, la escalada en los costes de energía, un factor crucial en el bombeo y tratamiento del agua, añade presión a las empresas de suministro y administraciones locales para buscar soluciones más inteligentes.
El Internet de las Cosas (IoT) está revolucionando numerosos sectores, y el hídrico no es una excepción. La clave para el sector del agua ha sido el despliegue de la red NB-IoT (Banda Estrecha de Internet de las Cosas) porque utiliza una red de baja potencia que requiere banda estrecha, proporcionando mejores niveles de cobertura y mayor duración de batería de los sensores.
Sensores que hasta hace unos años no se habían podido conectar forman ya parte de una red existente con mejor cobertura y banda licenciada. Las redes Nb-IoT se caracterizan por la cobertura en interiores, el bajo coste, la larga duración de batería, y la alta densidad de conexión.
Esta tecnología permite conectar sensores, dispositivos y sistemas para recopilar datos en tiempo real. En el ámbito de la distribución de agua, las aplicaciones del Nb-IoT pueden ir desde la detección temprana de fugas y pérdidas hasta la gestión predictiva del mantenimiento, pasando por la monitorización de la calidad del agua o la optimización del consumo energético.
Algunas aplicaciones son especialmente reseñables. Esto es posible porque los sensores Nb-IoT instalados en las tuberías son capaces de identificar cambios en la presión, flujo o humedad, minimizando las pérdidas y evitando daños mayores en las infraestructuras.
Por ejemplo, sistemas avanzados de análisis pueden identificar anomalías en el consumo nocturno, una señal común de fugas invisibles. Esto, a su vez, está estrechamente ligado al mantenimiento predictivo, gracias a que los algoritmos que procesan los datos recopilados pueden predecir cuándo es probable que una infraestructura falle, permitiendo que se realicen reparaciones antes de que surjan problemas graves. Esto reduce costes y tiempos de inactividad, extendiendo mientras la vida útil de los activos.
Destaca, asimismo, la optimización del consumo energético, ya que los dispositivos Nb-IoT pueden monitorizar el consumo en tiempo real y ajustar el funcionamiento de los equipos para maximizar la eficiencia energética, reduciendo tanto los costes operativos como la huella de carbono.
Sin olvidar, por supuesto, la monitorización de la calidad del agua, ya que los sensores son capaces de medir parámetros como la turbidez, el cloro residual o la contaminación bacteriana.
Enumerados los múltiples beneficios de la digitalización de la gestión del agua, para que sean una realidad tangible se antoja fundamental que las administraciones públicas, empresas de tecnología, operadores de agua y comunidades aúnen fuerzas y trabajen de manera coordinada.
Aquí, las empresas tecnológicas tienen un papel crucial en este ecosistema pues, además de desarrollar soluciones avanzadas, deben trabajar en la sensibilización de los responsables políticos y operadores sobre el potencial del Nb-IoT así como garantizar la ciberseguridad y la privacidad de los datos, aspectos críticos en la era de la digitalización.
España tiene ahora la oportunidad de adaptar estas soluciones mediante el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Agua, posicionándose como un referente en la gestión hídrica inteligente. La integración de tecnologías IoT no solo responde a la necesidad de modernizar infraestructuras, sino que también fortalece el cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad establecidos por la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo. Disfrutando, en suma, de los beneficios que conlleva:
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Económicos, por la reducción de pérdidas, menor gasto energético y optimización de recursos humanos.
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Sociales, ya que se garantiza un suministro más confiable y de mejor calidad para los ciudadanos.
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Ambientales, facilitando la conservación del agua como recurso natural y disminución de emisiones derivadas del consumo energético.
En definitiva, el uso de tecnologías innovadoras, como el Internet de las Cosas (IoT), se perfila como una solución clave para transformar las redes de distribución de agua, reducir costes, minimizar pérdidas y garantizar un uso más eficiente del recurso. Digitalizar la gestión del agua se revela, por tanto, como una acción imprescindible para mejorar significativamente la gestión de los recursos hídricos.
Tanto es así, que el Gobierno de España está impulsando el PERTE del Agua, para consolidar la digitalización del sector hídrico. Con una inversión de más de 3.000 millones de euros, este plan busca modernizar las infraestructuras y avanzar hacia una gestión hídrica inteligente y sostenible. Un objetivo para el que la IoT desempeña un papel central.
El PERTE del Agua representa una oportunidad histórica para innovar en la gestión hídrica de España mediante la incorporación de tecnologías revolucionarias como el Nb- IoT. La modernización de las redes urbanas no solo es una respuesta a los retos actuales, sino una inversión en resiliencia, sostenibilidad y eficiencia de cara al futuro.
La tecnología está lista. La financiación está disponible. Ahora, es momento de actuar y de situar a nuestro país como un referente global en la gestión inteligente del agua. Las soluciones están al alcance y los beneficios son innegables: una gestión más eficiente del recurso más valioso del planeta. ¿Estamos preparados para liderar este cambio?
*** Jaime Arteaga es Director de Administraciones Públicas de Vodafone Business.